El Recoletas Atlético Valladolid encadenó su cuarta derrota consecutiva ante un Liberbank Cuenca que salió enchufado y que supo hacer valer la calidad de su primera línea para imponer su dominio y para, en los momentos más tensos, controlar la calma y rematar el buen partido realizado.
La velocidad y la intensidad fueron las señas de identidad de ambos equipos al salir a la cancha, lo que se tradujo en rápidos ataques y en un equilibrio en el marcador, pero el cuadro conquense se asentó mejor en defensa y eso le permitió tomar la iniciativa en el juego, para obtener tres goles de renta (6-9) en el minuto 12.
El técnico del Recoletas, Óscar Ollero, tuvo que pedir un primer tiempo muerto en busca de ideas, tanto en el plano defensivo, en el que se empezaban a mostrar demasiadas lagunas, como en el ofensivo, ya que tampoco hallaron la efectividad esperada, ante la barrera impuesta por el rival.
Y aunque, por momentos, eso sí, escasos, los vallisoletanos lograban sacar rédito a la envergadura de Robin Dourte desde la línea del pivote, lo cierto es que el Cuenca aprovechaba bien la vulnerabilidad de la defensa local, con una buena circulación del balón y la efectividad de sus lanzadores.
La falta de acierto del Recoletas se transformaba en impotencia, ante un Liberbank que no dejaba pasar ni un error y que había llegado a Huerta del Rey dispuesto a resarcirse de su última derrota ante el Sinfin, lo que le dio ese control en esa primera mitad, para lograr una renta de cinco goles al descanso (13-18).
Tras la reanudación, surgió un nuevo Recoletas, muy centrado en defensa y con un ataque más fluido, que sorprendió a un Cuenca que vio cómo la ventaja obtenida en la primera parte quedaba reducida al mínimo (20-21), de ahí que Lidiio Jiménez tuviera que solicitar un receso, con el fin de frenar ese empuje local.
El equipo azulón logró empatar el choque, pero el Cuenca no estaba dispuesto a ceder el dominio y, con un gran Marrochi al frente del equipo, supo mantener la calma para tratar de asegurar los ataques, lo que permitió un colchón de tres goles, apoyados en Doldán.
Y si bien los locales se aproximaron en el electrónico, no fueron capaces de hilar ninguna jugada efectiva y siguieron sumando errores, lo que terminó dando la tranquilidad necesaria al Cuenca, que se quitó la espina de la anterior jornada con esta victoria.